El vientre de la dictadura

El ascenso del general Alfredo Stroessner al poder no fue casual ni contingente. Desde el final de la Guerra del Chaco (1932–1935) se gestaron las condiciones necesarias para la instalación de la dictadura y su sostenimiento durante casi 35 años. Los hechos ocurridos a partir de ese momento tienen en común dos elementos: el protagonismo militar y la incipiente influencia del Partido Colorado (ANR, Asociación Nacional Republicana).

Prestemos atención al desarrollo de diferentes sucesos que toman lugar en el proceso cronológico:

1936:

Una vez finalizado el conflicto bélico en torno a la posesión del territorio chaqueño, se produjo en Paraguay la rebelión militar que derrocó, el 17 febrero de 1936, al presidente Eusebio Ayala (liberal) y lo sustituyó por el coronel Rafael Franco. Al mando del Gobierno, el Ejército se autoproclamó «pueblo en armas» y se adjudicó el derecho de ejercer la soberanía nacional.

Aunque no duró más de dos años, este Gobierno instaló la matriz autoritaria militar que viviría al interior del Estado paraguayo hasta 1989. Decretó, por ejemplo, la prohibición de «toda actividad de carácter político de organizaciones partidistas, sindicales (…) que no emane explícitamente del Estado», y declaró «punibles las actividades comunistas». De esta manera, la política del coronel Franco marcó un cambio radical en la época y legó a los posteriores Gobiernos

instrumentos jurídicos para la represión política

Principalmente el Decreto 132 de Defensa de la Paz Pública, por el cual se proclamaba a la «Revolución Libertadora» de febrero y al Estado como un todo indivisible, y el Decreto 5484, por el cual se declaraban punibles las actividades comunistas y se establecían las penas correspondientes.

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Franco fue depuesto a través de un golpe de Estado que resultó en la designación de Félix Paiva como presidente de facto desde agosto de 1937 a octubre de 1939.

1939:

En 1939 jefes y oficiales militares impulsaron la candidatura del general José Félix Estigarribia por el Partido Liberal; asumió así por decreto «la plenitud de todos los poderes políticos del gobierno de la República», y en febrero de 1940, unos meses antes de morir, mandó redactar una nueva Constitución.

Como el Poder Legislativo fue disuelto y la nueva Cámara de Representantes no había llegado a integrarse, los jefes militares eligieron como nuevo presidente al ministro de Guerra, el general Higinio Morínigo, quien impuso una férrea dictadura: proscribió los partidos políticos, disolvió el Partido Liberal, prohibió asambleas y mitines, así como la publicación y difusión de documentos y artículos críticos hacia las autoridades nacionales, por citar algunas de las acciones autoritarias.

GUERRA CIVIL:

Con toda esa inercia represiva que venimos describiendo, desde 1940 a 1948 la Policía paraguaya encarceló, confinó a campos de concentración en el Chaco, mantuvo en el exilio o controló las actividades de unas 2800 personas, en su gran mayoría obreros y dirigentes sindicales, además de liberales, comunistas, franquistas, dirigentes estudiantiles, jefes y oficiales militares. Las redadas represivas más importantes se dieron en 1940, 1944, 1947 y 1948.

Después de la Segunda Guerra Mundial perdió poder el núcleo militar pronazi del Gobierno de Morínigo y se dio una apertura política casi inédita hasta entonces: se levantaron las restricciones a la prensa y a los partidos políticos, y en los meses siguientes retornaron del exilio dirigentes liberales, comunistas y franquistas. Este periodo se conoce en la historia paraguaya como la
«primavera democrática».

Partidos de oposición realizaron mitines públicos. Retornaron del exilio Rafael Franco (febrerista), José P. Guggiari (liberal) y Óscar Creydt (comunista).

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La postergación de las elecciones que habían sido programadas para diciembre del 46 y la parcialidad manifiesta de Morínigo hacia los colorados alimentaron una nueva crisis que se desató el 10 de enero de 1947: los franquistas se retiraron del Gobierno. En reunión de altos jefes castrenses, la mayoría militares institucionalistas, se resolvió conformar un gabinete netamente militar que garantice la realización de una elección democrática entre todos los partidos. Sin embargo, Morínigo se alió con los colorados para dar un golpe de Estado el 13 de enero y formó un gabinete con cuatro militares leales y cuatro colorados.

A partir de ahí, la dictadura inició una nueva ola represiva y fueron detenidos líderes y exministros franquistas, así como varios jefes institucionalistas y dirigentes comunistas que no lograron pasar a la clandestinidad. En respuesta, una guerra civil estalló en marzo de ese mismo año y cinco meses después Morínigo recibió armas del Gobierno argentino al mando del general Perón, con las que equipó a las milicias civiles coloradas conocidas como «guiones rojos» o los pynandi.

El 80 % del ejército se sumó a la insurrección en conjunto con el Partido Liberal, la Concentración Revolucionaria Franquista y el Partido Comunista. La proclama rebelde exigió libertades amplias y legalidad para todos los partidos políticos, organizaciones obreras y estudiantiles; libertades de prensa y de palabra; constitución de la Junta Electoral Central con representantes de los cuatro partidos y elecciones libres para la Asamblea Nacional Constituyente. Pero fueron derrotados.

Durante la guerra civil del 47 fueron cometidas innumerables violaciones de los derechos humanos. En la posguerra continuaron los allanamientos ilegales y los apresamientos de opositores, miles de paraguayos marcharon al exilio. En las calles, las milicias parapoliciales —guardia urbana— exigían a los ciudadanos la afiliación a la ANR a cambio de su «libre circulación».

La culminación de la guerra civil y el derrocamiento de Morínigo por parte de
un sector de la ANR

El sector de Juan Natalicio González, denominado Guión Rojo, desplazó primero del Gobierno a los democráticos liderados por Federico Chaves, con quien había compartido el poder, para luego destituir a Morínigo. Este último fue exiliado a Buenos Aires.

dieron inicio a la hegemonía colorada en el poder. De esta manera, se instauró una dictadura de partido único, aunque sin gobernabilidad: entre 1948 y 1949 se sucedieron
cuatro presidentes colorados

Juan Manuel Frutos (3 de junio de 1948 – 15 de agosto de 1948).Juan Natalicio González (15 de agosto de 1948 – 31 de enero de 1949).Raimundo Rolón (31 de enero de 1949 – 27 de febrero de 1949).Felipe Molas López (27 de febrero de 1949 – 14 de mayo de 1949).

, tres de ellos depuestos por golpes de Estado. En 1949 asumió la presidencia Federico Chaves, quien fue reelecto en 1953 sin participación de la oposición en los comicios.

Mientras tanto, el protagonismo de Alfredo Stroessner dentro del Ejército creció cada vez más. Este fue designado comandante en jefe de las Fuerzas Armadas en 1951 e, incluso, llegó a ser condecorado por los Gobiernos argentino y brasileño, ambos en puja por la hegemonía sobre Paraguay. Una nueva crisis puso en conflicto el Gobierno de Chaves y terminó con la destitución de este a través de un golpe de Estado liderado por Stroessner, el 4 de mayo de 1954. 

El Partido Colorado, que para ese entonces se consolidó como la principal fuerza política del país, designó un gobierno provisorio con el arquitecto Tomás Romero Pereira al frente. Este convocó a elecciones para el mes de julio y «propuso» al general Stroessner como candidato del partido. En estos comicios no se permitió la participación de candidaturas de otros partidos; por lo tanto, Stroessner asumió la presidencia, sin competencia alguna, el 15 de agosto de 1954. Bajo esta fachada legal/electoralista, el stronismo dio sus primeros pasos en la construcción de su propio régimen e inició uno de los periodos más oscuros de la historia paraguaya.